Como arquitecto, mi filosofía se centra en diseñar para el futuro, un futuro que imaginamos juntos, sostenible y lleno de posibilidades. Esto significa considerar cada elemento del proceso de diseño, desde los materiales hasta los métodos de construcción, y cómo estos impactan en el entorno y en las comunidades a largo plazo. En cada línea que dibujo y en cada estructura que erijo, busco armonizar la vanguardia tecnológica con estrategias ambientales, apuntando siempre a la eficiencia energética, la reducción de la huella de carbono y la incorporación de espacios verdes.
Mi enfoque en la arquitectura sostenible no solo es una respuesta a las necesidades actuales del cambio climático y la responsabilidad ecológica, sino también una respuesta a la llamada de crear un legado duradero que inspire a generaciones futuras. Es una invitación a repensar nuestra relación con el espacio y el medio ambiente, a explorar nuevas formas de vivir y construir que sean coherentes con los ritmos de la naturaleza.